miércoles, 20 de enero de 2010
El adios
Vuelvo a mi castillo de cuatro paredes,
vuelvo a ser la luna rodeada de astros,
pero solitaria, ante la inmensidad .
Vuelvo con el corazón despedazado
y el alma hecha jirones.
Vuelvo al vacio de mi ausencia,
repleta de silencios
empapada de palabras
que no me dicen nada.
¿Huir de nuevo? ¿Para qué?
Si un eclipse eterno oscureció mi sol,
hace un tiempo, cuando confundí
el calor de unas brasas de pasión,
con el fuego de las llamas del amor,
y caí en un hueco del averno,
del que hoy a duras penas estoy saliendo.
Vuelvo a mi oscuridad,
esa de la cual no debí haber salido nunca,
vuelvo más triste
y con menos ganas de seguir peleando.
“¿La tercera es la vencida?”, ya veo que no,
quizás la vida me tenga algunas sorpresas preparadas,
¿quién lo sabe? Si al fin y al cabo,
la vida es una mujer
compleja y cambiante como yo .
Y vuelvo a mi realidad …
ya me cansé de volar,
con las alas prestadas.
Tal vez algún día…
vuelvan a crecer las mías.
Hasta que llegue ese día...
Adiós.
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