El entró en su boca, ella cerró los ojos con asco. Ella siempre había pensado que sabia asqueroso aquello, aunque nunca antes lo había probado o pensándolo bien, tal vez si, una vez había hecho el intento, pero solo de olerlo cerca de su boca, había comenzado a vomitar.
El la miraba con los ojos llenos de expectativa y una rara mezcla de angustia y deseo.
Ella dejo que su lengua lo saboreara, estaba duro y caliente, pero… el sabor de la crema que él había puesto en el extremo, la había hecho desearlo, esa combinación de calor y frio, tan dulce, le hizo sentir que el budín de coco, que su padre le había preparado, era lo más delicioso, que había probado, en toda su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario