Y mis versos estaban infectados
y los puse en cuarentena
y les ordene guardar silenciopero dentro de mi
gritaban como locos
así que tuve que soltarlos,
les abrí las puertas,
las ventanas
y salieron
como una manada
de letras salvajes
corriendo por la pradera,
tropezando
y causando tanto alboroto
que tuve que pegarles
un fuerte silbido
y gritarles:
¡Ey o se calman o vuelven adentro !
Entonces se detuvieron
y me miraron mis miedos
y se volvieron pequeños
y me sonrieron tus ojos
y me abrazo tu mirada
y me rompí en mil pedazos
y no podía respirar
y gritaste mi nombre
¡tan fuerte!
que volví a nacer de nuevo.
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