Allí donde seas celebrada,
dónde seas abrazada,
dónde seas respetada,
dónde seas quien eres
y no lo que quieran que seas,
dónde seas tú,
libre y llanamente tú,
perfectamente imperfecta,
sin temor y sin culpa,
aprendiendo a ser humana.
Allí donde puedas gritar tus logros
tan alto como tus derrotas
porque te amarán de igual modo.
Allí donde puedas tirar abajo
todos los muros y barreras
y puedas lanzar al viento
las semillas de tu corazón
con la confianza plena
de que brotarán,
no lo dudes.
Ahí quédate.
Ahí estarás en casa.
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