Me alejo,
camino,
camino,
corro,
corro, con la manada,
me dejo arrastrar hasta que algo me detiene
y todos siguen mirándome de reojo
porque no los imito,
no soy como ellos,
no,
algo me frena
y me cuestiono:
¿que hago aquí?.
La soledad me envuelve,
me han dejado sola,
el silencio crece con las sombras.
Las dudas con los miedos
se escapan del espejo
y los demonios danzan
riendo sin sentido
como hienas enloquecidas,
las tinieblas atraen los colmillos afilados
que reptan enceguecidos
estallando en la carne,
duele,
duele todo,
hasta el aire que respiro,
el veneno sube destrozando las alas,
los sueños se rompen
¿en qué momento te alejaste de mí?
¿cuándo fue que olvidé mis ideales?
Y entonces apareces vos
iluminando el día
con tu locura, tu magia,
tu amor, tus letras inentendibles para otros,
tus idas y venidas,
el cielo y el infierno
debatiendo entre tus irtes y quedarte,
un lobo aullandole a una luna roja
que se vuelve azul al verte
y estalla el sol
cuando llegas
se alinean los planetas
y siento que te amo,
aún entre cristales rotos,
entre lluvias torrenciales,
entre señales del cielo,
entre huracanes y temblores,
entre risas y llantos,
te siento habitante de mi alma,
sí, aún lates en mi, amor.
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